Comisiones Obreras - Hacemos CCOO | 21 de noviembre de 2024

Asamblea de Barcelona

    Los últimos 60 años de la historia del movimiento sindical en España no se pueden explicar sin Comisiones Obreras.

    07/04/2016.

    Los últimos 60 años de la historia del movimiento sindical en España no se pueden explicar sin Comisiones Obreras. Es sabido que a mediados de los años 50 del pasado siglo, las llamadas ‘comisiones obreras’ con minúsculas, capaces de canalizar las reivindicaciones de las plantillas en cada vez mayor número de centros de trabajo, fueron el embrión de lo que es nuestro sindicato. A mediados de los sesenta, las Comisiones Obreras se estabilizaron en las principales ciudades del país y se coordinaron en todo el estado. Poco después elaboraron sus primeros documentos en los que se definieron como un ‘movimiento unitario y plural de carácter sociopolítico que luchaba por mejorar la condición obrera y conquistar las libertades democráticas’. Y aunque el régimen (aquello si era el RÉGIMEN), respondió con represión, detenciones y condenas de cárcel, con el siniestro papel del TOP, ya nada consiguió impedir el desarrollo de las Comisiones Obreras. Ni siquiera el popular Proceso 1001, en el que se condenó a los más importantes dirigentes de CCOO de entonces, a 162 años de cárcel, en un intento desesperado de la dictadura por acabar con las CCOO.

    Y así llegamos a uno de los hechos más relevantes en el devenir de las Comisiones Obreras. En abril de 1976 se celebró el 30º congreso de UGT con autorización gubernamental. Con ese precedente, CCOO solicitó permiso para reunir en Madrid su Asamblea General, en la que participarían unos 2000 delegados y delegadas. Los días indicados fueron el 27, 28 y 29 de junio. El vicepresidente del Gobierno y ministro de la Gobernación, Fraga Iribarne, en una de sus últimas decisiones (fue cesado el 1 de julio) denegó el permiso. CCOO siguió adelante con los preparativos de la asamblea, y decidió celebrarla en Barcelona, el 11 de julio de 1976, reduciendo, eso sí, el número de delegados y delegadas a 650. En el lenguaje de la época, regiones, provincias y ramas eligieron a sus representantes para asistir a dicha asamblea. A nadie se le escapa, que sería una temeridad, convertir en clandestina una asamblea de 650 personas. Pero tampoco se confiaba en que Martín Villa, sustituto de Fraga, hiciera la vista gorda; por eso, el Secretariado de CCOO tomó ciertas precauciones para evitar, llegado el caso, una nueva detención masiva y sobre todo activó ciertas pautas para que la Asamblea no se abortara antes de comenzar. Responsables de la CONC recibían en distintos puntos de la ciudad a las delegaciones para llevarlas a la iglesia de Sant Medir, en el barrio de Sants, donde tuvo lugar la asamblea. En medio de un calor asfixiante, apretujados como sardinas en lata, bajo la moderación de Cipriano García, las delegadas y delegados escucharon los informes de Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius y Juan Muñiz Zapico, las conclusiones e Marcelino y la votación de las diferentes resoluciones. No exagero, si advierto que la Asamblea de Barcelona constituyó el acontecimiento de mayor trascendencia en los 20 años de agitada trayectoria de las Comisiones Obreras, un paso decisivo para transformar una idea y un movimiento en el sindicato que hoy somos, sin duda la primera organización social del país.